Durante toda la mañana de ayer, los pescadores de la Caleta de Pescadores Sudamericana de Valparaíso regalaron a todas las personas que llegaron hasta su recinto, ubicado a un costado del Muelle Prat, el pescado sobrante de su captura de la madrugada de este martes, lo que según sus cálculos fueron unos 5 mil jureles bajo talla, que se traducen en $ 1 millón.
Esta medida fue adoptada en conjunto por los sindicatos de la Caleta Sudamericana, denominada por ellos como el "Guantánamo chileno", puesto que llevan varios días arrojando parte importante de su pesca al mar, ya que no la han podido vender, debido a que los compradores mayoristas y clientes individuales no pueden entrar hacia la Caleta en busca de la mercadería, tal como lo comentó el dirigente David Ojeda.
"No dejan a la gente entrar para que compren nuestros productos. No tenemos acceso al público, entonces optamos por sacarlo y regalarlo, porque estamos perdiendo nuestros productos. Creemos que ya han abusado bastante de nosotros y el Gobierno no ha hecho nada, a pesar de que hemos peleado mucho por el tema del ingreso. Hace unos años atrás logramos que se nos diera un acceso, pero pusieron un torniquete e incluso nos cobraban para poder ingresar a la caleta", aseguró el representante de los pescadores, según lo informado por Terra.
A raíz de esta situación, que ya lleva años y que no habría tenido ánimo de solución por parte de las autoridades -según los artesanales-, los pescadores ya no están dispuestos a seguir botando su trabajo a diario y, por lo mismo, decidieron entregar a la comunidad lo que no puedan vender, por las condiciones adversas que viven, estando prácticamente encerrados en el recinto portuario.
Respecto de eventuales soluciones, Ojeda dijo que para ellos lo primordial es permanecer en el centro del borde costero de Valparaíso "porque se ha hablado de llevarnos hacia el lado de las Torpederas o incluso Laguna Verde, pero eso es malo para nosotros. Lo que queremos es permanecer cerca de donde estamos, pero con un acceso libre, como corresponde y para que podamos competir de igual a igual con el resto de las caletas".
Actualmente, los cerca de 300 integrantes que tiene esta caleta deben desarrollar sus labores en apenas 200 metros lineales, sin las comodidades mínimas y sin el libre acceso de público, pues su actual ubicación al interior de EPV impide un fácil acceso a esa zona.
Además, los pescadores reclaman que hace dos años se firmó una acuerdo donde se les aseguraba una nueva ubicación y además una indemnización, lo que a la larga no se ha producido, incluso provocándoles pérdidas, ya que la venta debe hacerse a través de intermediarios, lo que los hace perder hasta el 50% de los ingresos.
Esta medida fue adoptada en conjunto por los sindicatos de la Caleta Sudamericana, denominada por ellos como el "Guantánamo chileno", puesto que llevan varios días arrojando parte importante de su pesca al mar, ya que no la han podido vender, debido a que los compradores mayoristas y clientes individuales no pueden entrar hacia la Caleta en busca de la mercadería, tal como lo comentó el dirigente David Ojeda.
"No dejan a la gente entrar para que compren nuestros productos. No tenemos acceso al público, entonces optamos por sacarlo y regalarlo, porque estamos perdiendo nuestros productos. Creemos que ya han abusado bastante de nosotros y el Gobierno no ha hecho nada, a pesar de que hemos peleado mucho por el tema del ingreso. Hace unos años atrás logramos que se nos diera un acceso, pero pusieron un torniquete e incluso nos cobraban para poder ingresar a la caleta", aseguró el representante de los pescadores, según lo informado por Terra.
A raíz de esta situación, que ya lleva años y que no habría tenido ánimo de solución por parte de las autoridades -según los artesanales-, los pescadores ya no están dispuestos a seguir botando su trabajo a diario y, por lo mismo, decidieron entregar a la comunidad lo que no puedan vender, por las condiciones adversas que viven, estando prácticamente encerrados en el recinto portuario.
Respecto de eventuales soluciones, Ojeda dijo que para ellos lo primordial es permanecer en el centro del borde costero de Valparaíso "porque se ha hablado de llevarnos hacia el lado de las Torpederas o incluso Laguna Verde, pero eso es malo para nosotros. Lo que queremos es permanecer cerca de donde estamos, pero con un acceso libre, como corresponde y para que podamos competir de igual a igual con el resto de las caletas".
Actualmente, los cerca de 300 integrantes que tiene esta caleta deben desarrollar sus labores en apenas 200 metros lineales, sin las comodidades mínimas y sin el libre acceso de público, pues su actual ubicación al interior de EPV impide un fácil acceso a esa zona.
Además, los pescadores reclaman que hace dos años se firmó una acuerdo donde se les aseguraba una nueva ubicación y además una indemnización, lo que a la larga no se ha producido, incluso provocándoles pérdidas, ya que la venta debe hacerse a través de intermediarios, lo que los hace perder hasta el 50% de los ingresos.