"Fetrapes" fiscalía nacional económica no resuelve colusión en licitaciones pesquera, efecto ley longueira

La industria pesquera, sus expectativas y un complejo escenario de reactivación

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"La industria pesquera región no cesa de sufrir temblores, algunos de mayor intensidad que otros, pero todos con un grado de impacto en el sector que resultan preocupantes en el mediano y largo plazo.
Desde hace ya algunos años la disminución del recurso marino está afectando tanto al sector industrial como artesanal. Sin en el 2004 se desembarcaron 6 millones de t, el año pasado éstas sólo alcanzaron a los 4 millones de t. Las razones son variadas y acumulativas.
Para la pesca regional la principal causa se estaría dando en la captura que se realiza en el norte del país, donde el pez aún es pequeño y no ha alcanzado a reproducirse; para otros la incorporación de buques factoría en aguas internacionales cercanas a las 200 millas exclusivas de las costas chilenas y que no tienen una regulación en cuanto la cantidad que pueden capturar, han ido reduciendo el recurso. El jurel, por ejemplo, corre peligro, afectando de manera significativa la pesca chilena.
En la reunión que se realizó en noviembre del 2009 en Nueva Zelanda y que convocó a los países del Pacífico que tienen industrias pesqueras, no se logró un acuerdo respecto de limitar la entrada de nuevos buques factoría. Estos procesan en la misma embarcación el recurso sin necesidad de desembarcarlo y llevarlo a tierra, lo que les permite ganar mucho más tiempo y capturar más peces que su competencia, que no cuenta con este tipo de embarcaciones, como es el caso de Chile, que hace algunos años decidió, a través de un acuerdo -entre las empresas, los pescadores artesanales y la autoridad- tener las industrias sólo en tierra.
Tampoco fue posible en dicha reunión lograr un acuerdo para establecer cuotas de captura como se hace en nuestro país, lo que complica todavía más el panorama del sector.
Otra réplica que afecta al sector pesquero regional es el conflicto que se anuncia por la licitación o entrega de las cuotas de pesca que fue fijada hace una década y que actualmente se distribuyen de acuerdo a capturas históricas, aun cuando la ley establece que estas cuotas son transferibles y pueden licitarse entro un 5% y un 50% de ellas.
La empresa noruega Lota Protein presentó en el mes de marzo una reclamación ante el tribunal de la libre competencia, para solicitar esta licitación, ya que sienten que actualmente el mercado está regulado de tal manera que no permite la entrada de nuevos actores. Dicha empresa desea invertir en plantas de congelados y procesamiento de pescado y no solo de harina, que es lo que actualmente produce.
Las críticas no se han hecho esperar y los que hoy tienen las mayores participaciones en la industria se oponen a esta licitación y señalan que debe respetarse toda la inversión que alcanza una cifra cercana a los US$ 4.000 millones, tanto en las plantas mismas como en el manejo más limpio y sustentable de los desechos. Inversión que debe ser considerada, según lo empresarios, al momento de permitir nuevos actores y una redistribución de las cuotas.
Finalmente, considerando el terremoto y tsunami que prácticamente arrasó con las empresas al borde costero regional, que aún tienen a un alto porcentaje de la industria y a un número importare de pequeños pescadores sin poder reanudar sus labores, las inversiones dependerán de lo que se establezca tanto con las cuotas de captura en el país, como en el contexto internacional
El efecto social que una decisión de no inversión puede tener en la región es alto y es utilizado como medida de presión que complica alcanzar acuerdos con todos los sectores involucrados y por su puesto con la autoridad.
El equilibrio entre un mercado donde se permita la entrada y salida de nuevas empresas se conjuga con la realidad histórica de las industrias y con el importante aporte a mercado laborar que ellas entregan y donde Biobío tiene la mayor participación.

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