Décadas de sobrepesca han privado a la industria alimentaria de miles de millones de dólares en ingresos, y al mundo de pescado que podría haber ayudado a alimentar a los países con malnutrición, según una serie de estudios publicados el pasado martes 13 de septiembre.
Los investigadores canadienses, estadounidenses y británicos que realizaron los estudios dijeron también que la sobrepesca es con frecuencia el resultado de subsidios gubernamentales que podrían haberse gastado mejor conservando las reservas de pescado.
En la actualidad, la pesca contribuye con entre US$ 225 mil millones y US$ 240 mil millones a la economía mundial, pero si las prácticas de pesca fueran más sustentables, esa suma sería de hasta US$ 36 mil millones más, según los cuatro informes publicados en la revista Journal of Bioeconomics.
"Mantener una pesca sana tiene sentido económico, mientras que la sobrepesca es claramente un mal negocio", comentó Rashid Sumaila, economista de la Universidad de la Columbia Británica en Vancouver (Canadá) y que dirigió el estudio.
Los investigadores estimaron que entre 1950 y el 2004, entre el 36% y el 53% de las reservas de pesca, en más de la mitad de las zonas económicas exclusivas de los océanos del mundo, se explotaron de forma excesiva, con hasta 10 millones de toneladas de capturas ahora perdidas, conforme a lo publicado por Reuters.
Los gobiernos, afirmaron, subestiman el impacto financiero de la sobrepesca, como el efecto que tiene en las industrias relacionadas, y por lo tanto tienen menos incentivos para proteger las reservas pesqueras.
Son las naciones pobres en vías de desarrollo las que se ven más perjudicadas, porque no pueden recurrir a importaciones para suplir la nutrición y los ingresos perdidos, aseveraron los expertos.
Pescado que habría estado disponible de no haber sido por la explotación excesiva pasada podría haber ayudado a alimentar cada año a casi 20 millones de personas malnutridas en los países más pobres, según las estimaciones de los estudios.
Los autores de los informes utilizaron datos internacionales sobre reservas de pescado, y no incluyeron datos de piscifactorías o pesca en agua dulce, aunque puntualizaron que esperan incluir esa información en estudios futuros.
Los gobiernos de todo el mundo gastan hasta US$ 27 mil millones anuales en subsidios para la industria pesquera, pero en torno al 60% de esa ayuda se destina a conservar prácticas no sustentables, afirmaron los expertos.
"El dinero de los impuestos está contribuyendo directamente al declive de las reservas de pescado", concluyó Sumaila.
Además, los investigadores apuntan que los países están perdiendo oportunidades económicas al no promocionar alternativas como los avistamientos turísticos de ballenas y otras actividades recreativas marinas.
Los investigadores canadienses, estadounidenses y británicos que realizaron los estudios dijeron también que la sobrepesca es con frecuencia el resultado de subsidios gubernamentales que podrían haberse gastado mejor conservando las reservas de pescado.
En la actualidad, la pesca contribuye con entre US$ 225 mil millones y US$ 240 mil millones a la economía mundial, pero si las prácticas de pesca fueran más sustentables, esa suma sería de hasta US$ 36 mil millones más, según los cuatro informes publicados en la revista Journal of Bioeconomics.
"Mantener una pesca sana tiene sentido económico, mientras que la sobrepesca es claramente un mal negocio", comentó Rashid Sumaila, economista de la Universidad de la Columbia Británica en Vancouver (Canadá) y que dirigió el estudio.
Los investigadores estimaron que entre 1950 y el 2004, entre el 36% y el 53% de las reservas de pesca, en más de la mitad de las zonas económicas exclusivas de los océanos del mundo, se explotaron de forma excesiva, con hasta 10 millones de toneladas de capturas ahora perdidas, conforme a lo publicado por Reuters.
Los gobiernos, afirmaron, subestiman el impacto financiero de la sobrepesca, como el efecto que tiene en las industrias relacionadas, y por lo tanto tienen menos incentivos para proteger las reservas pesqueras.
Son las naciones pobres en vías de desarrollo las que se ven más perjudicadas, porque no pueden recurrir a importaciones para suplir la nutrición y los ingresos perdidos, aseveraron los expertos.
Pescado que habría estado disponible de no haber sido por la explotación excesiva pasada podría haber ayudado a alimentar cada año a casi 20 millones de personas malnutridas en los países más pobres, según las estimaciones de los estudios.
Los autores de los informes utilizaron datos internacionales sobre reservas de pescado, y no incluyeron datos de piscifactorías o pesca en agua dulce, aunque puntualizaron que esperan incluir esa información en estudios futuros.
Los gobiernos de todo el mundo gastan hasta US$ 27 mil millones anuales en subsidios para la industria pesquera, pero en torno al 60% de esa ayuda se destina a conservar prácticas no sustentables, afirmaron los expertos.
"El dinero de los impuestos está contribuyendo directamente al declive de las reservas de pescado", concluyó Sumaila.
Además, los investigadores apuntan que los países están perdiendo oportunidades económicas al no promocionar alternativas como los avistamientos turísticos de ballenas y otras actividades recreativas marinas.